– Tras una gira exitosa por teatros de la Ciudad de México y del interior de la República y preparándose para arrancar en octubre la gira internacional, que Murray tiene preparada para presentar Leonardo en Nueva York, regresa al Milán este monólogo magistral, que nos lleva de la mano por los recovecos de la vida y obra poco conocida de este genio, a través de una exploración sobre insaciable curiosidad, su pasión por el arte y la ciencia, así como, sus luchas internas como artista y ser humano.

– Leonardo estrena temporada el próximo 29 de julio, todos los lunes de agosto y el 9 de septiembre a las 20:30h en el Milán.

– Después de haber recorrido Querétaro, Aguascalientes, Durango, Sinaloa, Baja California, el Leonardo de Murray llega al Teatro Milán en un viaje en el que mediante el arte objeto, Leonardo 4, creado por el escultor mexicano, Sebastián, quien en esta pieza rinde homenaje al pensamiento, los cánones y las proporciones utilizadas por Da Vinci, conduce a la Italia renacentista plagada de grandes cambios y de florecimiento cultural y nos trae de vuelta al convulso siglo XXI.

– El actor comenta que está muy contento de regresar a la Ciudad de México con Leonardo en un teatro, en el que incluso, el propio nombre tiene relación con la vida y obra del artista. Así que, espera que el público se sumerja en este viaje con él.

– Durante cerca de 75 minutos, el público se envolverá en una experiencia teatral única que invita a reflexionar sobre la naturaleza del genio, el poder de la creatividad y la búsqueda incesante del conocimiento, pero principalmente, para descubrir el lado humano del artista.

– Al respecto, Murray explica que el arte objeto juega un elemento clave dentro de la historia, pues mediante sencillos movimientos, éste se convierte en Florencia y Milán de 1400, o en el México contemporáneo de Rodrigo. “El público transita entre el Renacimiento de Leonardo y da un salto al siglo XXI con la historia de un actor que quiere hacer una proeza de un monólogo sobre da Vinci”.

– Así, Murray conduce al público en una atmósfera para sentir que está caminando por las calles de Florencia y Milán junto a Leonardo, presencia el contacto con sus contemporáneos y eventos clave que marcaron su vida y época.

– Sobre el objetivo de monólogo, el actor relata que desde el inicio su intención era hablar más allá del genio, y enfocarse en la persona que puede conectar con el público. Leonardo, en un juego teatral plagado de transformaciones y desdoblamientos en el tiempo y a más de 500 años del nacimiento de Da Vinci.

– Respecto a la decisión de realizar este trabajo teatral, Rodrigo Murray afirma: “Leonardo es uno de los personajes favoritos en la historia, no únicamente por su genialidad, sino por su sentido humano, y por ser un parteaguas en el Renacimiento italiano. Mi padre fue quien me presentó a Da Vinci cuando yo tenía 10 años, y fue su parte humana lo que más me sorprendió, que era como todos, que tenía preocupaciones, amores, desencuentros y es lo que busco retratar en el monólogo, pero sin olvidar al genio”, explica el actor. Así, Leonardo, nos coloca frente a un hombre que sonrió y lloró como un niño, que se equivocó y que amó como cualquiera.

– Agregó que para llegar a Leonardo realizó un trabajo de investigación de casi 15 años pues quería que la gente conociera más de cerca a este personaje, más allá de lo obvio, y le parecía importante que se pusiera en escena, pero en un monólogo que fuera divertido porque imagina a un Leonardo con sentido del humor.

– Además, durante el proceso, el actor descubrió que Leonardo era gran aficionado y amante del teatro entonces, de ahí surgió la idea de poner en marcha este monólogo.

– Para lograr que el público se identifique con lo que ve en escena, Murray crea una historia paralela, en la que, Rodrigo, un actor desempleado elabora un monólogo sobre Da Vinci, es decir, la ficción dentro de la ficción, lo cual convierte en biográfica, y le permite manifestar sus deseos que sólo serían realidad en el escenario.

– Leonardo va dirigido a aquellas personas que quieren indagar en su propia vida: sumergirse en los fracasos que han tenido en todos los sentidos: sentimental, amoroso o monetario.

Para cerrar con broche de oro, al finalizar la obra, se genera una conversación con el público para que puedan cuestionar sobre lo que vieron en escena y de esta manera, se crea un vínculo que sólo es posible a través del teatro.